La filosofía de la historia en Gaos
Pocos filósofos se ocuparon tanto de la legitimidad de la ciencia de la historia como José Gaos, el español transterrado, su idea básica es la de concebir el «análisis de los textos» como el ejercicio mediante el cual se puede rastrear las ideas. Un ejercicio que es complejo. Así lo describe en un ensayo titulado «En torno a la filosofía mexicana»:
«En particular, todo texto cuyo tema son ideas pasadas, aunque sean del autor, o ideas ajenas, es fuente de conocimiento de la actualidad del autor y de sus circunstancias: de ideas actuales del autor o ajenas, de las maneras de pensar, sentir, querer del autor, de hechos relativos a él o a sus circunstancias que pueden ser de la índole más variada.»
Entonces se entabla una relación entre la lectura y análisis del texto y la actualidad de su contenido. La actualidad de esas ideas plasmadas en el texto. Su relación con el presente en que son leídas.
A esto habría que agregar que son vistas por el historiador. Es decir, elegidas por él, tratadas por él; con todos sus prejuicios, simpatías y antipatías; vale la pena reproducir la percepción de Gaos sobre éstas últimas, pues resulta sumamente interesante, otra vez el citado ensayo:
«Ni siquiera las simpatías y antipatías debieran evitarse su pudieran ser evitadas: no siempre ciegan; en casos hacen ver más y mejor ─hasta las antipatías, como ensaña la aguda vista del envidioso o del resentido para los defectos ajenos reales.»
Gaos propone una mirada de los textos muy compleja, que toma en cuenta, claramente, su definición de historia de las ideas como totalidad de la historia una. Y pone como ejemplo el caso de la Libra de Sigüenza y Góngora. En donde se nota la opinión de un criollo mexicano en relación con México.
Otro es el problema de la articulación en la historia. Según Gaos, la Historia no se presenta como mera sucesión desactivada de etapas. No. Siempre tiene, más bien, una estructura dinámica que favorece la comprensión. El problema, quizá, más importante aquí, es la concepción del dominio en la historia. Es decir, el hecho de que una «división» histórica, más bien, cronológica, que responde a una determinada realidad, sea impuesta a otra. Así pasó, señala Gaos, con el Imperialismo. Y entonces tenemos que la historia de los países colonizados se encuentra incorporada, inserta en la Historia Universal. Con ello se corre el grave riesgo de conceptualizar, de acuerdo a una lógica externa, la realidad de lo autóctono. Así, existen algunos ejemplos: El positivismo en México, durante la segunda mitad del XIX; Introducción de la filosofía moderna en México en la segunda mitad del siglo XVIII; etc.
El texto de Gaos, en general, ha dejado planteada la condición de posibilidad de una historia de las ideas, que no se limite a la sucesión de ideas abstractas; sino que se relacione con el todo de la Historia. Así, también, se plantea la historia de la filosofía como parte de la historia de las ideas, que, como vimos, era el proyecto planteado desde un principio.
Gaos va a introducir en los filósofos de la nueva generación, la clase de problemas que nos darán por resultado el sentido del filosofar en México, un ejemplo es el texto de Luis Villoro, su alumno, «Los grandes momentos del indigenismo en México.»
Nueva música
Sin embargo, lo más interesante acerca de la llegada del rock y el pop fue que se convirtieron en un clavo más para el ataúd de la cultura elevada, las letras que acompañaban a este tipo de música (la moda, la «conciencia alterada» inducida por las drogas, el amor y, sobre todo, el sexo) convirtieron a las canciones en himos de la generación. Los sonidos del rock ahogaron a todo lo demás e hicieron que la cultura de los jóvenes nunca volviera a ser la misma.
Peter Watson, Historia intelectual del siglo XX
Cuba ante el imperio
Pero no obstante estas promesas de Castro a Estados Unidos, en 1960 la economía cubana empezó a adquirir características muy diferentes a las que tenía as principios de 1959. Alrededor de 85% de la capacidad industrial se había socializado; industrias estratégicas como la del azúcar, la refinación del petróleo, los teléfonos y la fuerza eléctrica estaban bajo el control del Estado, así como 92% del sector transportes y 80% del sector de la construcción. Con la reforma agraria de 1959, 41% de las tierras cultivables formaron parte de las recién creadas granjas estatales. Más tarde, en 1963, se avanzó en una segunda etapa del progreso de las expropiaciones, cuyos resultados fueron los siguientes: 80% la tierra pasó a las manos del Estado y 20% restante se repartió entre campesinos cooperativizados (12%) y campesinos individuales (8 por ciento).
Miguel García Reyes y Ma. Guadalupe López de Llergo [1997]
, Cuba después de la era soviética; México: ColMex.

El nacimiento del feminismo
… el 7 de septiembre un grupo de cien mujeres, posiblemente más, se reunió en el paseo marítimo en el exterior de donde se celebraba el concurso e impuso la corona a una oveja. Cuando la prensa se precipitó hacia ellas ─no suele haber muchas cosas que contar en un concurso de Miss América─, las manifestantes insistieron en hablar tan sólo con mujeres periodistas, que en 1968 no abundaban precisamente.
Una vez atraída la atención de los medios, el grupo, autodenominado Mujeres Radicales de Nueva York, empezó a arrojar objetos en un cubo con una etiqueta en que se leía CUBO DE BASURA DE LA LIBERTAD; se trataba de un lenguaje, y nopor casualidad, utilizado por el movimiento pro derechos civiles. Así pues, al cubo de la libertad fueron a parar fajas, sostenes, pestañas postizas, rulos de pelo y otros «productos de belleza». Unas veinte radicales consiguieron interrumpir la competición que tenía lugar dentro del centro de congresos durante unos veinte minutos profiriendo el agudo grito de aclamación de la mujer árabe, aprendido gracias a la película La batalla de Argel, y exclamando «¡Libertad para las mujeres!», al tiempo que agitaban una pancarta en que se leía LIBERACIÓN FEMENINA.
Mark Kurlansky, «Una sonrisa forzada y horrenda», en 1968 El año que conmocionó al mundo
Los años dorados y la educación juvenil
Los Estados Unidos fueron el primer país en la historia moderna en que cada generación gozaba de mayor educación que sus padres, consideración elemental que alcanza a explicar en gran parte esa sociedad centrada en los niños que desconcertaba a los observadores extranjeros. El proceso familiar de ensanchar tanto la base cuanto la cúspide de la pirámide educacional se aceleró grandemente en los años que siguieron a la segunda Guerra Mundial. La prosperidad, la Declaración de Derechos, las urgentes demandas de mano de obra experta: todo eso se combinó para dar un poderoso ímpetu a la educación; para 1960, el college ocupaba casi la misma posición en la empresa educativa que la high school de 1920, y el junior college en 1940. Entre 1920 y 1960, el número total de estudiantes en las instituciones de educación superior creció, de menos de 600 mil a 3.6 millones, acontecimiento crítico para el aumento de clase media.
Samuel Eliot Morrison, Henry Steele Commanger y William E. Leuchtenburg, «Breve historia de los Estados Unidos»