El «listo» y el inteligente
Cada vez me parece más confirmada mi vieja idea de «las raíces morales de la inteligencia». Mi convicción de que sin una considerable dosis de bondad se puede ser «listo», pero no verdaderamente inteligente. Y esto responde, más que a una preocupación moral, a una evidencia intelectual: la de que inteligencia consiste sobre todo en abrirse a la realidad, dejar que ella penetre en la mente y sea aceptada, reconocida, poseída. Es frecuente que la agudeza, la «listeza», coincida con la maldad, a veces se las asocia; pero si se mira bien se ve que no se trata de inteligencia, es decir, de comprensión de la realidad, sino de su utilización o manipulación.
Julián Marías, «Apertura o cerrazón»